lunes, 8 de noviembre de 2010

001- La Biblia, su origen, historia y lugar en el mundo


LA BIBLIA es un libro extraordinario. Es EL LIBRO por excelencia, como lo consideraba el célebre escritor Walter Scott (1771-1832), quien afirmó en su lecho de muerte: "No hay más que un libro", refiriéndose a las Sagradas Escrituras. Su origen, su historia, su contenido y su influencia en la vida de los individuos y de los pueblos que lo han leído con actitud receptiva, no conocen nada semejante.
La Biblia contiene en sí misma pruebas de su origen divino. Ningún otro libro puede contestar las preguntas de la mente o satisfacer los anhelos del corazón corno lo hace la Biblia. Se adapta a todas las edades y condiciones de la vida, y está llena del conocimiento que ilumina la mente y santifica el alma.
En la Biblia tenemos una revelación del Dios viviente. Si se la recibe con fe, tiene poder para transformar la vida. Durante toda su historia una mano divina la ha cuidado y preservado para el mundo.

COMO, CUANDO Y POR QUE FUE ESCRITA
Siglos después del diluvio, cuando los hombres se multiplicaron y las tinieblas se asentaron de nuevo sobre el mundo, hombres santos escribieron movidos por el Espíritu de Dios. Así Dios habló a su pueblo, y por medio de él al mundo, para que el conocimiento de Dios y de su voluntad no se desvaneciera de la tierra.
Durante centurias esta obra prosiguió, hasta que vino Cristo, la Simiente prometida. Con él, y el bendito mensaje de luz y salvación proclamado por él y por sus apóstoles, finalizó el registro de las Escrituras, y se competó la Palabra de Dios.


ESCRITOS ORIGINALES Y TRADUCCIONES
La mayor parte del Antiguo Testamento fue escrita originalmente en hebreo, en rollos de pergamino, lienzo o papiro. Estos fueron más tarde traducidos al griego. La traducción más antigua, se conoce como la Septuaginta, o Versión de los Setenta, hecha en Alejandría para la famosa biblioteca de esa ciudad. La traducción fue comenzada bajo el patrocinio de Tolomeo Filadelfo, alrededor del año 285 AC. Se dice que la orden original de esta traducción fue dada por Alejandro Magno, quien se había enterado previamente, al visitar Jerusalén en 332 AC, de la profecía de Daniel de que Grecia vencería al reino persa. (Véase Josefo, Antigüedades judaicas, libro II, cap. 8, par. 5.) Esta era la versión de uso corriente en el tiempo de Cristo.
Los eruditos consideran que el Nuevo Testamento fue escrito originalmente en griego (aunque algunos piensan que San Mateo fue escrito primero en hebreo, y traducido más tarde al griego).
En una fecha temprana distintos individuos tradujeron al latín la Septuaginta y el Nuevo Testamento que existía en griego. Una versión de toda la Biblia preparada más cuidadosamente, la Vulgata de Jerónimo, fue hecha de 383 a 405 DC. Se la llamó Vulgata, o versión "común", porque era de uso corriente entre la gente que hablaba el latín.

LA BIBLIA EN IDIOMAS NACIONALES
Hasta entonces, sin embargo, la Biiblia había sido en alto grado impresa solamente en un idioma antiguo, que el pueblo común no comprendía, y sin la Palabra de Dios en sus manos, la buena semilla sembrada entre ellos era fácilmente destruida. "¡Oh --decían os defensores de sus puras enseñanzas-, si sólo pudiera el pueblo tener la Palabra de Dios en su propio idioma, eso no sucedería! Sin ello será imposible establecer a los legos en la verdad".
¿Y por qué no la tendrían ellos en su propia lengua?, razonaban. Moisés escribió en la lengua del pueblo de sus días; los profetas hablaban en la lengua familiar de los hombres a quienes se dirigían; y el Nuevo Testamento fue escrito en el idioma entonces corriente en el mundo romano.
La traducción de la Biblia al inglés por Juan Wiclef y sus asociados, alrededor de 1380, fue uno de los principales hechos rectores de la Reforma. Preparó también el camino para el reavivamiento del cristianismo en Inglaterra, y para la multiplicación posterior de la Palabra por millones para todo el mundo.
El hacer esa traducción en aquel tiempo, dice Neander, "requería un espíritu valiente que ningún peligro pudiera aterrar". Por hacer esto, 'Wiclef fue atacado desde varias partes, porque, se protestaba, "él había introducido entre la multitud un libro reservado exclusivamente para el uso de los sacerdotes". En la acusación general se declaró que "así el Evangelio había sido expuesto por él a los laicos, y a las mujeres que pudieran leer, más abiertamente de lo que anteriormente lo había sido a los clérigos más cultos, por lo que la perla de¡ Evangelio se arrojaba al público y era hollada por los puercos". En el prefacio de su traducción, Wiclef exhortaba a la gente a leer las Escrituras.
Un sentido de temor reverente y un estremecimiento de gozo llenó el corazón de Lutero, el reformador alemán, cuando, a la edad de veinte años, mientras examinaba los volúmenes de la biblioteca de la Universidad de Erfurt, sostuvo en sus manos, por primera vez en su vida, un ejemplar completo de la Biblia. "Oh, Dios -exclamó-, si yo pudiera tener uno de estos libros, no pediría otro tesoro". Un poquito más tarde él halló en un convento una Biblia encadenada. Y a ella recurrió constantemente.
Pero todas estas Biblias, como las de cualquier otro lugar, excepto la inglesa, estaban en un idioma antiguo, y podían ser leídas solamente por la gente instruida. ¿Por qué, pensó Lutero, tiene que estar la Palabra viviente confinada a las lenguas muertas? Como 'Wiclef, por lo tanto, él decidió dar a sus compatriotas la Biblia en el idioma popular; y lo hizo: el Nuevo Testamento en 1522, y la Biblia completa, la obra cumbre de su vida, en 1534.
Impresionado con la idea de que el pueblo debía leer las Escrituras en su lengua materna, William Tyndale, de igual manera, en 1525 dio a la gente de habla inglesa su traducción del Nuevo Testamento, que sirvió de base para la famosa traducción llamada del Rey Jacobo, y más tarde tradujo algunas porciones del Antiguo Testamento. Su ardiente deseo de que ellos pudieran conocer la Biblia fue bien expresado en la declaración de que, si Dios le concedía la vida, él haría que los muchachos que manejaban el arado conocieran más las Escrituras de lo que la conocían comúnmente los teólogos de sus días.
La primera Biblia completa en inglés fue la de Miles Converdale, impresa en Zurich, Suiza, en 1535. A ella siguieron otras versiones, entre las cuales puede mencionarse la Gran Biblia, preparada por sugerencia de Tomás Cromwell, Conde de Essex.
Es evidente que en España ya en 1233 circulaban traducciones parciales o completas de la Biblia en el idioma del pueblo; de lo contrario no se habría promulgado el decreto de Jaime de Aragón, que prohibía su lectura.
En 1280 se terminó la traducción manuscrita de la Biblia Alfonsina en romance, transición entre el latín y el castellano, por orden de¡ rey Alfonso el Sabio. La primera versión completa de¡ Antiguo Testamento en español se conoce como La Biblia de la Casa de Alba. Vio la luz en 1430, escrita a mano. Pero no circuló, porque la Inquisición se apoderó de ella, aunque no la destruyó.
La primera versión completa del Nuevo Testamento impresa en español, conocida como El Nuevo Testamento de Enzinas, terminó de imprimirse en 1542 en Amberes. Y la Biblia de Ferrara, la primera versión en español del Antiguo Testamento, se publicó en 1553.
Los primeros ejemplares de la Biblia completa en castellano aparecieron en 1569 en Basilea, Suiza. Su traducción fue obra de Casiodoro de Reina. Revisada cuidadosamente por el brillante escritor Cipriano de Valera, fue impresa en 1602 en Amsterdam.
Así la luz de la verdad comenzó a brillar una vez más en el Mundo Occidental, pero no sin oposición.
Dos siglos más tarde, de 1790 a 1793, se imprimió por primera vez en España misma una versión de la Biblia en castellano, la del padre Felipe Scío de San Miguel, en diez volúmenes. Ahora existen muchas otras, tanto católicas como protestantes, algunas de ellas muy buenas.

LA QUEMA DE BIBLIAS
Como Joacim, rey de Judá, y los príncipes existentes bajo el reinado de Sedequías, mostraron su menosprecio por Dios quemando los escritos de Jeremías y arrojando al profeta en una cisterna (Jeremías 36:20-23; 38), así los hombres trataron de contener la marea naciente de la Reforma quemando la Biblia y a sus trazductores.
La quema de la Biblia fue iniciada en Inglaterra con la destrucción de los ejemplares de la edición de Antwep del Nuevo Testamento de Tyndale, en Paul's Cross, Londres, en 1527; y fue seguida por la quema de la segunda edición en 1530. Y algo más tarde, los escritos y traducciones de Wiclef, Tyndale, Basil, Barnes, Coverdale, y otros, puero proscritos y en algunos casos quemados.
Cuarenta y tres años después de la muerte de Wiclef, o sea en 1428 DC., por oden del Concilio deConstanza, los huesos de ese reformador fueron exhurnados y quemados. El 6 de octubre de 1536, por orden de Carlos V de Alemania, Tyndale fue estrangulado y quemado en la hoguera en Vilvorde, cerca de Bruselas. "Si Lutero no se retractare -escribió Enrique VIII en Inglaterra-, entrégueselo a él y sus escritos a las llamas".
Tal fue, bajo la tiranía espiritual que imperaba en aquellos tiempos, la suerte de muchos que se colocaron de parte de Dios y de su Palabra.

LA PALABRA NO ESTA PRESA
Pero la Palabra de Dios no podía quedar aprisionada para siempre. Al tratar de impedir su circulación, los hombres descubrieron pronto que estaban intentando lo imposible.
La Biblia había echado profundas raíces en los corazones de la gente. Lo que reyes y prelados habían tratado de suprimir y destruir, reyes y prelados comenzaban ahora a fomentar y suministrar.
En su Stories From Englisk History (Anécdotas de la historia inglesa), páginas 196, 197, Henry P. Warren dice- "Henry, por consejo de Crornwell, ordenó que se tradujera la Biblia al inglés, y que se colocase un ejemplar en cada iglesia. Se habían hecho traducciones al inglés antes, pero no habían estado generalmente en manos del pueblo, y habían sido leídas solamente en secreto y con temor... Cromwell pidió entonces que Cranmer y los obispos revisaran la Biblia, y que la publicaran sin notas ni comentarios; y en 1539 se encadenó un ejemplar de la Biblia en inglés a la mesa de lectura de cada iglesia parroquial. Desde entonces la Biblia nunca ha dejado de ser impresa y vendida libremente".
Dice Carlos C. Coffin, en su Story of Liberty (Historia de la Libertad), capítulo 2, página 44: "El pueblo escucha la lectura con asombro y deleite. Los hombres empiezan a pensar; y cuando lo hacen, caminan hacia la libertad. Ven que la Biblia les da derechos que hasta entonces se les habían negado: el derecho de leer, de adquirir conocimientos. Se abren escuelas. Hombres y mujeres que hasta ese momento no conocían ni una letra del alfabeto, aprenden a leer. Los hijos enseñan a sus padres. Es el comienzo de una nueva vida, un nuevo orden de cosas en la comunidad; el comienzo de la libertad".

LA BIBLIA ATODO EL MUNDO
Finalmente, fueron organizadas grandes sociedades bíblicas en Inglaterra, en Norteamérica, y en otros países de Europa, con el propósito de dar la Biblia al mundo, a cada "nación, tribu, lengua y pueblo" en su propio idioma. Las principales son la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera, fundada en 1804, y la Sociedad Bíblica Americana, fundada en 1816. Estas y otras organizaciones semejantes han esparcido literalmente cientos de millones de ejemplares de la Biblia en un gran número de idiomas. La Iglesia Católica también está participando activamente en esta noble obra, en forma especialmente notable desde el Concilio Vaticano II..
Así se está proporcionando al mundo la Palabra de Dios, en preparación para proclamar a toda la humanidad el último mensaje evangélico, la conclusión del reinado del pecado, y el advenimiento del Señor en gloria. "Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin" (S. Mateo 24: 14).

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